El pasado 20 de septiembre se inauguró en el Espai Refectori de Vilabertran la exposición colectiva Passat i Present de la Canònica de Santa Maria de Vilabertran: Mirades Fotogràfiques. Esta muestra reúne la obra de diversos fotógrafos y fotógrafas que, a través de su mirada contemporánea, exploran la historia y la esencia de este emblemático espacio histórico.
La propuesta, comisariada por Joan Carné y Anna Pibernat, está formada por 24 imágenes, de las cuales 12 son antiguas y están comprendidas entre los años 1888 y 1960. Estas 12 imágenes antiguas provienen de archivos fotográficos, de excursionistas y de varios fondos de archivos ampurdaneses.
En mi contribución a esta exposición, he querido plasmar la interacción entre la arquitectura atemporal de la iglesia de Vilabertran y la fugacidad de la presencia humana. Inspirándome en la obra de Joan i Gabriel Roig i Font, he utilizado la técnica de larga exposición para capturar un autorretrato que simboliza el paso del tiempo y la manera en que nuestras acciones, aunque efímeras, quedan inscritas en la historia.
La elección de una vestimenta clásica masculina en la imagen responde a una reflexión sobre las restricciones históricas impuestas a las mujeres, tanto en la sociedad como en el arte. Esta representación es, además, un homenaje a aquellas mujeres artistas que, en determinados momentos de la historia, se vieron obligadas a ocultar su identidad bajo seudónimos masculinos para obtener reconocimiento. Al incorporar la figura del ángel, un ser sin género definido, mi intención es cuestionar y ampliar las ideas de identidad y expresión artística, invitando a una reflexión sobre la libertad y la igualdad.
El título de mi obra, 1 Corintios 14:34-35, actúa como una provocación para generar un diálogo sobre cómo ciertos textos y creencias han sido utilizados históricamente para silenciar y limitar la participación de las mujeres. No se trata de una afirmación de estas restricciones, sino de una crítica y un llamado a reconsiderar estos preceptos a la luz de los valores contemporáneos de igualdad y respeto por la dignidad de todas las personas.
A través de esta obra, mi propósito es invitar al espectador a reflexionar sobre la relación entre autoridad y género, y a cuestionar cómo estas dinámicas han influido y continúan influyendo en nuestras vidas y en el arte. La fotografía, en este sentido, se convierte en un medio para desafiar convenciones y fomentar una mirada crítica y renovada sobre nuestro pasado y presente.
Para el proceso creativo de esta imagen, me basé en sucesos diarios que aún hoy las mujeres pueden llegar a vivir. Una de mis influencias más directas fue la obra de Francesca Woodman, en particular On Being an Angel, donde el concepto de transformación, la figura femenina, lo decadente, el movimiento y la representación de los ángeles me sirvieron de inspiración para conectar con mi interpretación de la iglesia. Considero que estamos en una constante transformación y cambio, y la ausencia de la mujer en la iglesia, los estereotipos y las normas que solo benefician a ciertos colectivos me llevaron a crear esta imagen.
Durante el proceso de creación de esta fotografía en la iglesia en el verano de 2024, se presentó un episodio inesperado que reafirmó el concepto de la obra. Mientras trabajaba, aparecieron dos hombres en la iglesia, la cual estaba cerrada al público y solo accesible a través del monasterio. Para mi composición, necesitaba la puerta abierta y, al explicarles que estaba realizando un trabajo y que debían salir, uno de ellos me miró de arriba abajo con actitud desinteresada y tono burlesco, preguntándome si estaba rodando una película. Al indicarles que estaba creando una fotografía para una exposición y que mi tiempo era limitado, respondió con sorna: «Creo que no te has enterado, ¿cómo podemos hacerlo para que yo pueda ver la cruz de Vilabertran y tú te hagas la fotito?». Su actitud altiva y condescendiente me resultó molesta, por lo que le señalé la puerta y le pedí que se retirara, indicándole que, si deseaba visitar la iglesia, debía acceder a través del monasterio. Ante esto, elevó el tono y, señalándome con el dedo, afirmó que «no sabía quién era él» y que «esto no quedaría así» y se fueron.
Su comportamiento prepotente y ordinario no solo me pareció inapropiado, sino que evidenció un intento de abuso de autoridad.
Este episodio reforzó mi decisión sobre el título de la obra: 1 Corintios 14:34-35. El pasaje bíblico en cuestión dice:
Las mujeres guarden silencio en la iglesia, pues no les está permitido hablar sino que estén sumisas, como lo establece la ley. Y si quieren saber algo, que se lo pregunten en casa a sus esposos; porque es indecoroso que una mujer hable en la iglesia.
La experiencia vivida y el simbolismo de este texto bíblico se entrelazaron de manera inevitable con el propósito de mi obra, fortaleciendo su mensaje de crítica y reflexión sobre la autoridad, el género y el papel de la mujer en espacios históricamente dominados por normas excluyentes.
ArtículoS:
HORA NOVA : https://www.horanova.cat/noticia/243003/la-canonica-confronta-passat-i-present
l’EMPORDÀ: https://www.emporda.info/opinio/2024/09/28/apropar-talent-108478372.html